El misterio de las lágrimas

La conexión entre las emociones de las personas y la glándula lagrimal aún se desconoce, de todos modos existe una estrecha relación.

Por Clinica Alemana feb. 7, 2003, 10:31

Pueden ser de tristeza, alegría, sueño, aburrimiento o dolor; no se puede hacer mucho para reprimirlas y muchas veces sin previo aviso ellas sólo brotan y caen por nuestras mejillas. De esta forma las lágrimas nos permiten desahogarnos y expresar nuestras emociones, pero también tienen una función diaria bastante menos romántica, pero fundamental: lubricar, limpiar y proteger los ojos.

Estas pequeñas y cristalinas gotitas llamadas lágrimas están compuestas principalmente por las secreciones que produce la glándula lagrimal, que está ubicada dentro de la órbita del ojo, por encima de su extremidad lateral. Además de esta glándula, hay otras pequeñas, distribuidas por toda la conjuntiva, que también aportan con otras sustancias a este producto final llamado lágrima.

La relación de estas glándulas con nuestras emociones es aún un terreno bastante desconocido. De acuerdo con el doctor Sergio Galano, oftalmólogo de Clínica Alemana, 'se sabe que a nivel neurológico existe un control denominado supranuclear o cortical, en donde están involucrados la corteza cerebral y núcleos profundos que son los que generan las emociones, y que de alguna forma desconocida hasta ahora, envían información a la glándula lagrimal para que se contraiga y elimine el contenido acumulado'.

El ojo también lagrimea como respuesta a estímulos externos que actúan sobre su superficie, como cuando entra una basura o algún tipo de sustancia irritante. En estos casos participa el sistema nervioso autónomo que opera controlando esta reacción en forma automática, es decir, sin que medie la voluntad.

La producción de lágrimas es relativamente constante, lo que permite mantener reservas que se liberan como respuesta a todos estos estímulos.

Como se dijo al principio, la función principal de esta sustancia acuosa es proteger la superficie del ojo contra la desecación, y así evitar que se dañe.

El doctor Galano explica que 'la córnea necesita tener una superficie muy pulida para poder funcionar bien. Para que las células de esta zona se mantengan vivas requieren de un medio acuoso, por lo tanto, si el ojo se seca, esas células empiezan a morir y se caen, por eso molestan y el ojo duele. Incluso, cuando esto persiste por un periodo muy prolongado y es muy intenso, puede generar problemas de cicatrización en la córnea, la cual empieza a perder su transparencia'.

Enfermedades que dejan sin lágrimas

A medida que pasan los años y la persona envejece, el organismo vive una serie de procesos que disminuyen su eficiencia a nivel global, y la glándula lagrimal no es una excepción, por eso las personas mayores producen menos lágrimas que los jóvenes.

También hay un conjunto de enfermedades reumatológicas inflamatorias que afectan a las glándulas salivales y a la glándula lagrimal. La mayoría de estas patologías se relacionan con el síndrome de Sjogren, que puede ser primario, es decir, la persona no está enferma de otras partes del cuerpo, o secundario, que es cuando existe otra patología, como lupus.

También hay casos en que la sequedad del ojo se debe más bien a condiciones externas. El doctor Galano explica que, por ejemplo, 'las personas que trabajan muy concentradas en el computador o con visión de cerca tienen un problema de irritación de superficie porque parpadean pocas veces por minuto, entonces la lágrima no se distribuye bien y el ojo se seca'.

Así como hay individuos a los que se les secan los ojos hay otros que, literalmente, no pueden contener las lágrimas. Esto sucede porque la glándula lagrimal está produciendo una cantidad inusitada de lágrimas o porque la vía lagrimal está obstruida y el líquido se acumula y cae. También puede ser producto de una exposición permanente a gases o sustancias irritantes a las que el ojo combate a través de la lágrima.