Desmotivación escolar: Síntoma de un problema más profundo

La desmotivación escolar en niños no es simplemente flojera y puede tener una razón más profunda la cuál es necesario analizar considerando diferentes conductas.

Por Clinica Alemana ene. 29, 2005, 17:12

Lamentablemente no todos los niños quieren ir al colegio. En la mayoría de los casos esta desmotivación no se debe a una simple 'flojera', sino que representa una conducta de protección que asume el pequeño cuando se enfrenta a una situación que le resulta amenazante al interior del establecimiento.

La psicóloga de Clínica Alemana Alejandra Silva B. destaca que esta condición es el síntoma, y no la causa del problema. Se puede manifestar en menores que tienen dificultades para establecer relaciones sociales (porque son tímidos, callados o piensan diferente); tienen miedo al rechazo o al ridículo; poseen problemas para aceptar la crítica; son inseguros o no disfrutan de participar en actividades del colegio, entre otros factores.

También se puede presentar en pequeños con déficit atencional o problemas de aprendizaje. Por lo general, ellos tienen más dificultades para concentrarse, se sacan notas bajas y, por esto, se pueden sentir menos eficientes que sus compañeros, lo que obviamente los desmotiva e inseguriza.

¿Qué niños se ven más afectados?

Esta situación tiene especial importancia en menores entre 7 y 12 años. 'En esta etapa empiezan a tener un pensamiento lógico, lo que les permite sacar conclusiones de lo que los rodea. Además, aparece la capacidad de reflexión y toman en cuenta la opinión de sus pares y profesores, se fijan en su apariencia física y se comparan entre ellos. Por esto, al evaluar la desmotivación escolar empieza a ser importante el aspecto relacional que los niños van desarrollando en el colegio', destaca la especialista.

Asociado a ello, aparecen los sentimientos morales, como lealtad, justicia, honradez y respeto, entre otros. A esta edad, éstos son fundamentales para ellos y los tienen más exacerbados. Por lo tanto, se hacen más relevantes las relaciones interpersonales y cómo cada uno se desempeña en el grupo.

La psicóloga explica que también en este periodo los niños comienzan a desarrollar el sentimiento de la habilidad, es decir, empiezan a darse cuenta en qué áreas son 'buenos' o 'malos', por ejemplo a nivel académico, en deportes o música. Sumando todos estos factores, van construyendo una imagen de sí mismos, lo que influye directamente en la motivación y en el significado que el colegio va adquiriendo para ellos.

'Lamentablemente, a esta edad la problemática está relacionada con el concepto del éxito personal, en el marco de lo que culturalmente es definido como lo aceptable. Los pequeños se desenvuelven en una cultura que por lo general es poco tolerante a la diversidad y donde todavía existen valores estandarizados. Y, si un niño no es tan exitoso en lo socialmente aceptado, lo empieza a pasar mal y el colegio va adquiriendo un significado más bien aversivo y, por supuesto, se desmotiva', explica la especialista.

Cuándo preocuparse

La psicóloga señala que los padres deben preocuparse siempre que un niño no quiera ir al colegio. Para atenuar esta situación, es recomendable que conversen con él, es decir, le pregunten en términos concretos cómo fue su experiencia en el colegio. La idea es no darle un discurso ni sermonearlo.

Se trata de que los papás ayuden a sus hijos a tener conductas que los hagan sentirse mejor y más seguros, estimulándolos en aquellas áreas donde tienen un buen desempeño y enseñándoles a valorar las diferencias interpersonales.

'Ahora bien, es necesario acudir donde un psicólogo si el pequeño empieza a mostrar cambios conductuales, como estar más callado o más conversador que de costumbre; si vuelve a hacerse pipi en las noches; tiene pesadillas y trastornos del sueño; deja de comer o si se alimenta más de lo habitual; se muestra inquieto y con agitación motora o está muy irritable, entre otros signos ansiosos', concluye la especialista.

Para mayor información escribir a asilva@alemana.cl