El infaltable dolor de garganta

Por Clinica Alemana jun. 23, 2011, 20:00

Es muy común que cualquier cuadro respiratorio vaya acompañado de dolor de garganta, el que puede ser una simple molestia o comprometer a las cuerdas vocales e, incluso, complicarse hasta derivar en otras patologías que pueden producir fiebre.

La faringitis consiste en la inflamación de la faringe, que, en la mayoría de los casos, se origina por los mismos virus que causan el resfrío, o por la influenza y el adenovirus, entre otros. Sin embargo, también pueden producirla bacterias, alergias o reflujo. Se manifiesta con dolor de garganta, carraspeo, secreciones purulentas, tos y sensación de tener un cuerpo extraño producto de la inflamación. En general, no da fiebre, excepto cuando surge rinofaringitis o faringitis estreptocócica.

Su contagio es por vía respiratoria. Por esto, se previene al evitar el contacto con personas enfermas, pero también no exponiéndose a enfriamientos, con una buena alimentación y consumo de vitamina C. La faringitis viral se trata con antiinflamatorios para paliar los síntomas, y fármacos para disminuir el dolor de la zona. Si el origen es bacteriano, se deben emplear antibióticos.

Cuando es la laringe la inflamada, se habla de laringitis, que frecuentemente, involucra a las cuerdas vocales. Puede ser de origen viral o bacteriano, derivado de un resfrío, bronquitis, gripe o neumonía, pero también por consumo de alcohol o tabaco. Además, se puede manifestar por inflamación de la mucosa, reflujo o irritación en el área.

Cuando su origen es viral, la garganta se ve más roja, sin placas purulentas ni cuadro infeccioso general y se trata con antiinflamatorios para paliar los síntomas. Sin embargo, si es provocada por bacterias, presenta pus en el área, se siente decaimiento, disfonía y, a veces, fiebre. Para esto, se recetan antibióticos. Además, hay que complementar con mucolíticos y antitusivos para atenuar la abundante tos, eliminar la secreción y desinflamar el área. En niños con laringitis aguda, la inhalación de aire frío, incluso del refrigerador, ayuda a disminuir los síntomas.

Su contagio es por vía directa, en la casa o el jardín infantil, ya que basta que un individuo tosa o hable, para contagiar a los demás. Por esto, se previene al evitar enfriamientos y aglomeraciones, y con buena alimentación.

* Este artículo fue realizado con la colaboración del Dr. Raúl Corrales, pediatra broncopulmonar de Clínica Alemana.

Departamento de Pediatría