Colitis ulcerosa: Más que una inflamación intestinal

La presencia de lesiones en la mucosa, que es la capa que recubre el colon (intestino grueso) o el íleon, puede indicar que se trata de una enfermedad inflamatoria intestinal. Esta es una patología que deteriora la calidad de vida progresivamente, y cuya causa es desconocida, ya que no se ha identificado una relación causa-efecto con un único agente que explique todos sus aspectos.

Por Clinica Alemana ene. 10, 2012, 15:44

La presencia de lesiones en la mucosa, que es la capa que recubre el colon (intestino grueso) o el íleon, puede indicar que se trata de una enfermedad inflamatoria intestinal. Esta es una patología que deteriora la calidad de vida progresivamente, y cuya causa es desconocida, ya que no se ha identificado una relación causa-efecto con un único agente que explique todos sus aspectos.

'La teoría de su origen sugiere que la inflamación intestinal se produce por una reacción anormal de los Linfocitos T -un tipo de glóbulos blancos del sistema inmunitario- hacia la flora bacteriana de los intestinos, en individuos genéticamente susceptibles', dice el doctor Rodrigo Valderrama, gastroenterólogo de la Clínica Alemana.

Agrega que también existe la creencia de que estas enfermedades están relacionadas con problemas de salud mental, principalmente estrés. 'Si bien no se ha demostrado científicamente que exista una relación directa, los gastroenterólogos con experiencia en este tema y los pacientes observan que los episodios de mayor inflamación se relacionan con estados de estrés importantes', asegura.

La enfermedad inflamatoria intestinal se divide en dos tipos: colitis ulcerosa, la más frecuente, y enfermedad de Crohn, la más grave.

La colitis ulcerosa sólo afecta a la mucosa que recubre el colon, produciendo úlceras, enrojecimiento y fragilidad de la pared. Todo esto se manifiesta con deposiciones con sangre y mucosidad. Asimismo, se relaciona con urgencia defecatoria, dolor abdominal, malestar general y fiebre, entre otros.

Esta enfermedad es más habitual entre los 15 y 35 años, y se da de igual manera en hombres como en mujeres. Se ha relacionado con factores genéticos y ambientales, como estrés, consumo de tabaco y de antiinflamatorios, entre otros. Si no se controla y trata, puede desarrollar complicaciones que van desde anemia, infecciones y obstrucción del colon, hasta cáncer.

El tratamiento depende de qué tan extensa sea la zona afectada. Cuando está comprometido solo el recto, que es lo más frecuente, el tratamiento es tópico con supositorios o enemas de mesalazinas (antiinflamatorio derivado de la aspirina) o de corticoides. Cuando existe un compromiso de todo el colon, hay que evaluar la intensidad de la inflamación y los segmentos afectados. De acuerdo a eso, se indican desde mesalazina e inmunomoduladores, hasta la asociación de estos últimos con corticoides y fármacos biológicos. Estos tratamientos bien administrados pueden ser altamente eficaces.

No confundir con otras enfermedades

A diferencia de la colitis ulcerosa, estapatología puede afectar a todo el tubo digestivo, principalmente, el íleon (segmento final del intestino delgado) y el colon, y a todas las capas que componen la pared de este conducto: mucosa, músculo y serosa.

La manifestación más frecuente es diarrea crónica y dolor abdominal y, menos común, pero de mayor gravedad, son las lesiones perianales y fístulas. En escasas ocasiones, pueden aparecer aftas recurrentes en la cavidad oral.

Si no es tratada, la enfermedad de Crohn tiene mortalidad y complicaciones muy graves. El tratamiento incluye la asociación de fármacos inmunomoduladores y biológicos, y su éxito es relativo, pero en un importante porcentaje de casos se logra mejoría.

En tanto, si bien el colon irritable tiene algunos síntomas similares, como la distensión abdominal, no produce inflamación ni úlceras en el colon.