Tenía pocas probabilidades de vivir, y aquí estoy

Por Clinica Alemana nov. 19, 2012, 00:00

“Todo fue muy repentino. Estaba estudiando mucho para una prueba, me dio gastritis, pero me aguanté hasta rendirla. Luego de eso, me agravé porque se me desencadenó una insuficiencia hepática y la única solución era un trasplante de hígado”. Así recuerda José Ignacio Sandoval Gerding, 21 años, la experiencia que marcó su historia.

Tal como él, son cientos las personas que cada año necesitan un trasplante de hígado y él fue uno de los pocos que tuvo la suerte de haberlo recibido.

Fue operado en Clínica Alemana, donde hasta la fecha se han realizado 200 de estas intervenciones, desde que se creó el Programa de Trasplante Hepático, hace 19 años.

Todo comenzó cuando el equipo liderado por el doctor Juan Hepp realizó, a partir de 1985, los primeros trasplantes de hígado en el país. Posteriormente, el grupo se trasladó a Clínica Alemana para iniciar el Programa de Trasplante Hepático en 1993, convirtiendo a esta institución de salud en uno de los principales centros de trasplante de hígado en Chile y de derivación nacional para el sistema público.

Pero el éxito no solo se mide por el buen resultado de la cirugía, sino también por la sobrevida del paciente en el tiempo.

El Programa de Trasplante Hepático de Clínica Alemana se ha destacado en esta área. Aquí, la sobrevida alcanzada en estos casos es de 90% después de un año, cifra similar a la registrada en los principales centros internacionales y superior a la del registro Europeo de Trasplantes y al promedio nacional. Este porcentaje es de un 80% a los cinco años de realizada la cirugía y de casi el 60%, a los 15 años.

“Tener buena sobrevida, evidentemente, es beneficioso para el paciente, por lo que los buenos resultados y la experiencia deberían ser fundamentales a la hora de elegir un equipo e institución para realizarse un trasplante de hígado”, afirma el doctor Roberto Humeres, jefe del Programa de Trasplantes de Clínica Alemana.

 

¿Cuándo se necesita esta cirugía?
 
El especialista explica que se realiza cuando el hígado de una persona se hace insuficiente para cumplir con las múltiples funciones de ese órgano. Esa insuficiencia puede ser aguda, como las hepatitis fulminantes, o crónica como las cirrosis. Otra indicación frecuente es por tumores del hígado, la mayoría en pacientes cirróticos.
Si bien todo comenzó con una simple gastritis –que quizás en otra persona no habría causado los mismos estragos– el caso de José Ignacio fue diferente, ya que nació con la enfermedad de Wilson.
El doctor Edgar Sanhueza, gastroenterólogo de Clínica Alemana y médico tratante de este joven, explica que “esta patología es hereditaria y consiste en una acumulación anormal de cobre en los tejidos corporales, lo que daña el hígado y el sistema nervioso si no se trata”.
Después de dos semanas sin que apareciera un donante, le dieron la extremaunción y justo ese día, 22 de junio de 2011, llegó el hígado que le salvó la vida.
Luego de vivir una experiencia de esta magnitud, José Ignacio reflexiona sobre su nueva oportunidad.
“Todo esto me ha hecho reafirmar mis convicciones de vida. He podido trasmitir esta experiencia a mucha gente y me ha dado más energía para hacer lo que me gusta. Además, sigo siendo muy perseverante y viendo de qué forma puedo mejorar el mundo, ya que tenía pocas probabilidades de vivir, y aquí estoy, bien y saludable”.
De acuerdo a la Corporación del Trasplante, actualmente hay en Chile 130 personas que están en lista de espera para recibir un hígado, y entre enero y septiembre de este año, se han realizado 60 trasplantes hepáticos en Chile.