Los zapatos escolares deben ser flexibles, cómodos, ventilados y livianos

Por Clínica Alemana ene. 17, 2013, 21:00

Libros, cuadernos, lápices, uniformes, zapatos, entre otros, son parte de la larga lista de cosas que hay que comprar antes de empezar cada año escolar. Este último ítem puede ser el más complicado: entre los altos precios y los gustos de los niños, no es fácil decidir.

La doctora Loreto Díaz, fisiatra de Clínica Alemana, aconseja fijarse en tres aspectos claves: que los zapatos calcen bien, que estén elaborados con materiales de buena calidad y que sean adecuados para la edad del niño.

'Desde el punto de vista práctico, hay que asegurarse de que sean duraderos, cómodos y que protejan los pies. Deben ser confortables, si no, quiere decir que no calzan adecuadamente o no es el diseño apropiado, por eso cuando un niño se saca los zapatos constantemente, hay que poner atención. Nunca se debe obligar al niño a usar un par de zapatos que no le quedan bien', asegura la especialista.

El zapato perfecto

  • Estructura del calzado: La parte superior y la plantilla interna deben ser de material poroso para facilitar la eliminación de humedad. El cuero es la mejor alternativa, ya que los materiales sintéticos retienen la humedad y favorecen el desarrollo de hongos.

  • Costuras internas: Deben ser de un material resistente y suave, para que no provoquen lesiones en la piel. Como complemento, se deben usar calcetines de algodón, material natural que evita la irritación, favorece la ventilación y protege la piel del roce con el zapato.

  • Planta externa: Debe asegurar una adecuada tracción, amortiguación y flexibilidad. Una buena alternativa son las de caucho o de goma, materiales flexibles, livianos y antideslizantes. Las plantas muy gruesas y pegajosas pueden tener problemas para desplazarse y causar caídas.

  • Taco: Tiene que ser de no más de dos centímetros y medio de alto para que el peso del cuerpo se distribuya en forma pareja y así, evitar que se opriman los dedos al irse hacia delante. Además, el taco debe tener una base ancha para darle más estabilidad al talón, a lo que también contribuye un contrafuerte reforzado.

    El resultado de todo esto debe ser un zapato flexible, cómodo, ventilado y liviano.

  • Un calce perfecto
    Lo más importante es el calce adecuado. Para esto, hay que fijarse en el largo, ancho y profundidad, dado que una horma incorrecta puede producir presión y roce en los dedos y uñas de los pies. Para darle a los dedos más espacio se recomienda que la parte superior sea redonda y que haya alrededor de un centímetro desde la punta del 'dedo gordo' (ortejo mayor) hasta el borde interno de la punta del zapato. Además, es preferible que los zapatos tengan cordones, ya que pueden ajustarse mejor.

    “Lo ideal es cambiar los zapatos de acuerdo al crecimiento del pie y al desgaste del calzado. Asimismo, hay que recordar siempre que el calzado es el que debe adaptarse a la forma del pie, no este a la horma del zapato', concluye la doctora Díaz.

 

 



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