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Un tumor cerebral puede ser maligno o benigno, pero sus consecuencias no solo dependen de eso, sino también de su localización y crecimiento, ya que pueden comprometer otras áreas del cerebro, por ejemplo, aquellas encargadas de las funciones cognitivas y motoras.
Uno de los principales tratamientos es la cirugía, donde la precisión es fundamental para disminuir la posibilidad de dejar secuelas neurológicas. En ese sentido, se han desarrollado sofisticadas técnicas que permiten extirpar áreas más extensas con menor riesgo, como la cirugía cerebral con paciente despierto.
Al respecto, el doctor Felipe Valdivia, jefe del Servicio de Neurocirugía de Clínica Alemana, explica que “este procedimiento se aplica fundamentalmente cuando hay lesiones de origen tumoral o vascular en los hemisferios cerebrales y permite lograr resecciones más amplias sin causar daño a tejidos vecinos”.
Esta cirugía consiste en una estimulación eléctrica sobre el cerebro expuesto, mientras una fonoaudióloga va haciendo preguntas al paciente, quien se encuentra despierto durante la cirugía, y dependiendo de la coherencia de sus respuestas, el neurocirujano puede ir evaluando las regiones que puede explorar, sin riesgo de afectar funciones, como la del lenguaje y la motora, por ejemplo.
Al respecto María Angélica López, fonoaudióloga de Clínica Alemana, explica que la labor principal de su especialidad se inicia los días previos a la cirugía, ya que debe ir conociendo al paciente para evaluar las funciones del lenguaje y así tener un punto de comparación durante el procedimiento. También se realiza con anterioridad el primer contacto con la familia para dar paso a un soporte importante de contención y alianza terapéutica, el que se mantiene hasta los días posteriores.
Cuando el paciente despierta en pabellón, la función de la fonoaudióloga es mantenerlo alerta, motivado y tranquilo a través de la conversación. Asimismo, debe ir analizando el lenguaje y respuesta motora en las áreas que va solicitando el neurocirujano, estando muy atenta a los cambios que se vayan observando y avisar de inmediato al médico si es necesario. Luego de la cirugía, acompaña en el postoperatorio al paciente mientras dura su hospitalización y se reevalúa su comunicación y deglución.
'Según el tipo de tumor, la cirugía puede tomar en total entre 3 y 5 horas, durante las que el paciente debe estar despierto entre 2 y 3 horas. Como el cerebro no duele -ya que no tiene terminaciones nerviosas- se utiliza solo anestesia local y regional para adormecer la piel que lo rodea, el músculo, el hueso y el tejido que lo cubre”, explica el Dr. Valdivia.
Este tipo de cirugía se indica en personas que pueden cooperar, es decir, no es posible realizarla en niños pequeños ni enquienes tengan alteración de lenguaje o hemiplejia, por ejemplo.
“El postoperatorio es muy bueno porque el paciente sale despierto de la cirugía y puede recordar parcialmente la operación”, precisa el doctor Valdivia. Sin embargo, el pronóstico de la enfermedad depende estrictamente del tipo de tumor y su localización.
Este procedimiento se realiza hace aproximadamente seis años en esta institución y hasta ahora se han intervenido alrededor de 30 pacientes, con excelentes resultados.
“El éxito de esta cirugía no depende de una máquina ni de un especialista en particular sino del equipo de trabajo completo, ya que cada uno tiene su responsabilidad. Para esto contamos con un grupo multidisciplinario donde participan neurocirujanos, anestesistas, fonoaudiólogo, neurólogo, soporte diagnóstico de imágenes pre e intraoperatorio, tecnólogo médico, entre otros. Todos ellos han recibido formación en Chile o el extranjero”, asegura el neurocirujano.
El especialista añade que la cirugía cerebral en paciente despiertose está haciendo cada vez de manera más frecuente con el objeto de ampliar el área de resecciones y disminuir secuelas neurológicas.