Déficit atencional del adulto: Un trastorno poco conocido

14/02/2010
2 min lectura
Déficit atencional del adulto: Un trastorno poco conocido

 

El Síndrome de déficit atencional (SDA) es un trastorno neuroconductual que consiste en la dificultad para prestar atención y para mantenerla por periodos prolongados, y quienes la padecen suelen distraerse con estímulos irrelevantes.

 

Las tres grandes áreas involucradas son el déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Sin embargo, no todos los niños con SDA son hiperquinéticos. Por ejemplo, hay muchos casos en los que la falta de atención presente desde la infancia no se asocia a hiperactividad sino a hipoactividad (menos actividad) y el menor tiene un mal rendimiento escolar sin problemas de conducta, pudiendo pasar años sin ser diagnosticado.

 

El déficit atencional puede ser de tres tipos: predominio inatención, predominio hiperactividad/impulsividad o mixto. La inatención hace que el individuo cometa errores por falta de cuidado en las tareas y que tenga dificultades en la atención sostenida y para terminar los deberes, y no por rebeldía. Además, estas personas olvidan y pierden cosas frecuentemente y les cuesta organizarse.

 

En tanto, cuando hay predominio hiperactividad/impulsividad, a la persona le cuesta mantenerse sentado, se mueve constantemente en su asiento o juega con algún objeto. También habla excesivamente, tiene dificultad para respetar turnos, contesta antes de terminar la pregunta e interrumpe frecuentemente a otros. Esto provoca dificultades en la conducta y relaciones sociales.

 

La doctora Behrens asegura que 'muchos adultos con déficit atencional han escogido profesiones en que necesitan estar en movimiento, evitando largas horas inmóviles en un escritorio, usan agendas para no olvidar las tareas, pero muchas veces deben lidiar con su tendencia a dejar las cosas sin terminar, su mal manejo de los tiempos, su predisposición a cambiar de rumbo con frecuencia y predilección por actividades temerarias'.

 

El tratamiento del adulto es igual al de los niños y, en ocasiones, basta con dosis pequeñas de fármacos especializados para lograr una buena respuesta. Sin embargo, con algunos medicamentos siempre está el riesgo de una adicción, por lo que debe ser vigilada de cerca, ya que es un estimulante con alta potencialidad adictiva.

 

Esta información es meramente informativa y no sustituye la opinión de un profesional de salud. Ante cualquier síntoma o molestia, te recomendamos consultar con tu médico. Además, ten en cuenta que, debido a la naturaleza cambiante de los temas tratados en este artículo, algunos conceptos pueden sufrir modificaciones desde la fecha original de la publicación. 
 

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El déficit atencional en niños se conoce desde hace años, pero su existencia en el adulto se ignoraba hasta la década del 70, cuando se empezó a reconocer que muchos padres de menores con este problema tenían también dificultades en mantener la atención en tareas rutinarias.

 

Sin embargo, un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizado en 10 países revela que el 3,5% de los trabajadores presenta este déficit, el cual los hace perder 22 días laborales al año, respecto de quienes no lo sufren.

 

La doctora María Isabel Behrens, neuróloga de nuestra clínica, explica '"l déficit atencional tiene un fuerte componente genético y se asocia a otras patologías como el abuso de sustancias, la ansiedad, trastornos del ánimo y otras. Los adultos con este trastorno, generalmente, ya han desarrollado estrategias para compensar sus dificultades".

 

El Síndrome de déficit atencional (SDA) es un trastorno neuroconductual que consiste en la dificultad para prestar atención y para mantenerla por periodos prolongados, y quienes la padecen suelen distraerse con estímulos irrelevantes.

 

Las tres grandes áreas involucradas son el déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Sin embargo, no todos los niños con SDA son hiperquinéticos. Por ejemplo, hay muchos casos en los que la falta de atención presente desde la infancia no se asocia a hiperactividad sino a hipoactividad (menos actividad) y el menor tiene un mal rendimiento escolar sin problemas de conducta, pudiendo pasar años sin ser diagnosticado.

 

El déficit atencional puede ser de tres tipos: predominio inatención, predominio hiperactividad/impulsividad o mixto. La inatención hace que el individuo cometa errores por falta de cuidado en las tareas y que tenga dificultades en la atención sostenida y para terminar los deberes, y no por rebeldía. Además, estas personas olvidan y pierden cosas frecuentemente y les cuesta organizarse.

 

En tanto, cuando hay predominio hiperactividad/impulsividad, a la persona le cuesta mantenerse sentado, se mueve constantemente en su asiento o juega con algún objeto. También habla excesivamente, tiene dificultad para respetar turnos, contesta antes de terminar la pregunta e interrumpe frecuentemente a otros. Esto provoca dificultades en la conducta y relaciones sociales.

 

La doctora Behrens asegura que 'muchos adultos con déficit atencional han escogido profesiones en que necesitan estar en movimiento, evitando largas horas inmóviles en un escritorio, usan agendas para no olvidar las tareas, pero muchas veces deben lidiar con su tendencia a dejar las cosas sin terminar, su mal manejo de los tiempos, su predisposición a cambiar de rumbo con frecuencia y predilección por actividades temerarias'.

 

El tratamiento del adulto es igual al de los niños y, en ocasiones, basta con dosis pequeñas de fármacos especializados para lograr una buena respuesta. Sin embargo, con algunos medicamentos siempre está el riesgo de una adicción, por lo que debe ser vigilada de cerca, ya que es un estimulante con alta potencialidad adictiva.

 

Esta información es meramente informativa y no sustituye la opinión de un profesional de salud. Ante cualquier síntoma o molestia, te recomendamos consultar con tu médico. Además, ten en cuenta que, debido a la naturaleza cambiante de los temas tratados en este artículo, algunos conceptos pueden sufrir modificaciones desde la fecha original de la publicación. 
 


Esta información es meramente informativa y no sustituye la opinión de un profesional de salud. Ante cualquier síntoma o molestia, te recomendamos consultar con tu médico. Además, ten en cuenta que, debido a la naturaleza cambiante de los temas tratados en este artículo, algunos conceptos pueden sufrir modificaciones desde la fecha original de la publicación.
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