Arritmia cardiaca: Síntomas y tratamientos

25/09/2020
3 min lectura
Arritmia cardiaca: Síntomas y tratamientos

La arritmia es una alteración del ritmo (o regularidad), frecuencia cardiaca o conducción del impulso eléctrico electrocardiaco. Se produce cuando algunas células que normalmente controlan estas variables se ven se ven influidas por diversas condiciones, algunas fisiológicas y otras patológicas. 

Se habla de arritmia rápida o taquicardia, cuando frente a una emoción fuerte se acelera el corazón. Por el contrario, cuando el pulso se enlentece y falta el aire, se trata de una arritmia lenta o bradicardia

Como explica el doctor Rodrigo Montagna, cardiólogo de Clínica Alemana, “una frecuencia cardiaca normal oscila entre 60 y 100 latidos por minuto. Sobre esa cifra, hablamos de taquicardia y bajo este piso se considera bradicardia. 

Pese a lo anterior, no necesariamente es anormal una frecuencia cardiaca sobre 100, ya que, si el paciente realiza actividad física o tiene una emoción fuerte en un lapso determinado, el pulso aumentará”. 

“Por otro lado, hay veces que puede bajar la frecuencia de 60 sin que se considere patológico. Por ejemplo, durante el sueño o en el caso de personas que tengan un entrenamiento físico importante, puede bajar cuando estén en reposo”, agrega el especialista.

Dependiendo de dónde se produzcan, las arritmias también se pueden clasificar en ventriculares y supraventriculares (cuando se presentan en una estructura sobre los ventrículos).

Síntomas y causas

Es posible que una arritmia se manifieste de distintas maneras, incluso puede ser asintomática. “La taquicardia se presenta frecuentemente con la sensación de que el corazón late con mayor rapidez y de manera más enérgica y desordenada. Además, hay veces que no sólo se siente en la zona del pecho, sino que también en el cuello”, comenta el doctor Montagna.

Por su parte, las bradicardias pueden presentar los siguientes síntomas:

  • Mareos
  • Desmayos o síncopes
  • Fatiga
  • Disnea (falta de aire en el ejercicio)

Esto último se puede producir, porque a veces la frecuencia cardiaca es tan baja que hace que el corazón tenga dificultad para expulsar la sangre necesaria y disminuye el flujo cerebral.

En ciertas ocasiones, se puede producir incluso una muerte súbita, la que suele desencadenarse en personas que pueden ser asintomáticas y no tener factores de riesgo cardiovascular, pero que repentinamente sufren la obstrucción de una arteria coronaria, lo que finalmente se traduce en una arritmia fatal.

Existen varias causas que propician el desarrollo de un cuadro de arritmia, como algunas enfermedades genéticas que pueden favorecer la aparición de desmayos o incluso la muerte.

El doctor Montagna advierte que hay otras causas como zonas anormales en el corazón que impiden la correcta conducción del impulso, lo que ocurre frecuentemente con las cicatrices de pacientes que han sufrido infartos. 

Asimismo, las personas que tienen algún tipo de alteración estructural del corazón, como la hipertensión arterial o problemas en las válvulas, entre otros, también son propensas a tener una arritmia.

Diagnóstico

Para diagnosticar una arritmia, el médico debe interrogar al paciente sobre su estilo de vida y antecedentes familiares. Posteriormente, se realiza un examen cardiaco y uno físico para controlar la presión arterial y el pulso.

El especialista indica que el primer examen que se utiliza es el electrocardiograma (ECG), donde se mira el corazón desde 12 visiones diferentes. 

Otro procedimiento que se indica es el holter, que registra la frecuencia y el ritmo cardiaco durante 24 horas.

Si con estos exámenes no basta, existe un método más sofisticado, llamado loop, que es similar al holter, pero con una duración más prolongada de hasta varias semanas. 

Finalmente, se puede realizar otro examen más complejo y que requiere hospitalización, llamado estudio electrofisiológico, que consiste en poner catéteres dentro del corazón para estimularlo y estudiar su comportamiento eléctrico.

Tratamientos para la arritmia

Dependiendo del diagnóstico, se pueden indicar diferentes tratamientos. 

En el caso de las arritmias rápidas, se usan básicamente medicamentos, principalmente fármacos encargados de bloquear los receptores adrenérgicos. 

También se pueden utilizar los antiarrítmicos, pero en ocasiones, éstos pueden desencadenar reacciones adversas, tales como:

  • Fatiga
  • Problemas pulmonares
  • Favorecer la aparición de otras arritmias que pueden ser letales

Es por lo anterior que, no saltarse los controles periódicos toma vital importancia. 

En algunos casos es necesario realizar una ablación por radiofrecuencia, que es la cauterización y eliminación de los focos que producen la taquicardia. Esto se realiza al mismo tiempo que el examen de estudio electrofisiológico y, en muchos casos, tiene una alta efectividad.

El especialista explica que “para las arritmias lentas, se utilizan dispositivos como marcapasos. En algunos pacientes también se emplean desfibriladores automáticos, capaces de detectar cuando hay una arritmia que pueda producir muerte súbita y administrar automáticamente un shock eléctrico para detenerla”.

“Ciertas arritmias, particularmente la fibrilación auricular, propenden a la formación de coágulos dentro del corazón, los que pueden desprenderse y ocasionar un accidente vascular, por lo que muchos de estos pacientes requieren, además, de tratamiento anticoagulante”, concluye el cardiólogo de Clínica Alemana.


Esta información es meramente informativa y no sustituye la opinión de un profesional de salud. Ante cualquier síntoma o molestia, te recomendamos consultar con tu médico. Además, ten en cuenta que, debido a la naturaleza cambiante de los temas tratados en este artículo, algunos conceptos pueden sufrir modificaciones desde la fecha original de la publicación.
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