Edgardo Hartley, víctima de un ataque cerebrovascular:

Mi recuperación fue sorprendente

21/02/2013
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Mi recuperación fue sorprendente

La mañana del viernes 9 de agosto fue como cualquier otra para Edgardo Hartley. “Me sentía absolutamente normal, salí, pero aparte de eso, no pasó nada especial”, recuerda. Sin embargo, algunas horas después su vida cambiaría de forma repentina. Esa tarde, ingresó de urgencia a la Clínica Alemana; había sufrido un ataque cerebrovascular agudo.

Pocas horas antes, lo había llamado una amiga que andaba cerca de su casa y quería ir a buscar un libro del que habían hablado hace tiempo. “Ella llegó y se sentó frente a mí; de pronto sentí que me desvanecía, estaba consciente, pero parecía que me iba yendo. Intenté decir algo y no pude. Traté de levantarme, pero la pierna derecha no respondía y el brazo tampoco, me desplomé en el sillón. En ese momento mi amiga llamó a mi hermana, quien vino inmediatamente y me llevó a la Clínica Alemana”, cuenta el destacado bailarín nacional y profesor de danza clásica.

“Durante el trayecto estaba consciente, me acuerdo de mi hermana lidiando con el tráfico, subiéndose incluso a la vereda para avanzar más rápido. Cuando entramos a la Urgencia la doctora me preguntó cómo me sentía y yo no podía decir nada comprensible”, afirma.

La especialista que lo recibió era la doctora Javiera López, neuróloga de Clínica Alemana: “Él venía despierto, pero no podía hablar ni obedecía órdenes, además, tenía una disminución de la fuerza en el lado derecho del cuerpo y tampoco veía en esa dirección”. Todo indicaba que podía ser víctima de un accidente cerebrovascular.

Ante esta situación, el paciente adquirió prioridad y urgencia en la evaluación médica, de enfermería y de imágenes cerebrales. Así, se confirmó el diagnóstico, era un ataque cerebrovascular isquémico por oclusión de la arteria cerebral media izquierda. En el Servicio de Urgencia se realizó el tratamiento indicado en estos casos: una trombolisis intravenosa, procedimiento para disolver el trombo. Sin embargo, no fue posible abrir la arteria, por lo que finalmente se hizo una extracción mecánica del coágulo, lo que logró restablecer el flujo sanguíneo.

“Me entregué en las manos de los especialistas con una fe ciega. Cuando desperté de la de vocabulario, me costaba hilar las palabras. Luego me enfrenté a dificultades de lectura y escritura, pero el cerebro es maravilloso, porque cuando no leía bien, me avisaba que algo andaba mal, entonces yo volvía a hacerlo. Así, de a poco he ido mejorando, lo mismo con la caligrafía, la que aún practico una hora al día”, cuenta. Esta rápida recuperación y que no tenga secuelas neurológicas se debe a que se consultó oportunamente para realizar la trombolisis, procedimiento que solo es efectivo si se hace antes de cuatro horas y media desde que aparecen los primeros síntomas de un ataque cerebrovascular. intervención, me mostraron una foto del trombo que me extrajeron, medía un centímetro. La sensación que tuve al verlo fue de liberación. Es extraño, pero sentí que con él se iban penas y angustias acumuladas durante mi vida. La danza es muy exigente, trabajamos semanas para un estreno y recién entonces sabemos si fue un éxito o no. Cada día es estresante, a lo que se suma la vida privada. Todo eso lo visualicé en el coágulo, vi millones de esas moléculas metidas ahí”, confiesa.

Otra vez de pie

En los exámenes posteriores a la trombolisis, se determinó que Edgardo sufría de una arritmia cardiaca y que su colesterol estaba un poco elevado, problemas que él desconocía y que aumentan la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular. Sin embargo, no tenía los otros factores de riesgo más comunes en estos casos, como tabaquismo, hipertensión, obesidad, diabetes o sedentarismo.

Los primeros dos días luego de la intervención, no podía moverse ni hablar y existía el riesgo de secuelas como la inmovilidad y la falta del habla, sin embargo, no se inquietó, algo le decía que esto era transitorio. Además, su hija Paola lo acompañó y alentó en todo momento. “Siempre tuve una actitud positiva, estaba seguro de que tarde o temprano hablaría, y así fue, las primeras palabras surgieron al tercer día, mi recuperación fue sorprendente”, cuenta.

Durante su estadía en Clínica Alemana, Edgardo contó con el apoyo de los rehabilitadores de la Unidad de Tratamiento del Ataque Cerebrovascular (UTAC), conformado por médicos, fonoaudióloga, kinesiólogo y psicóloga. Finalmente, se fue de alta el 18 de agosto. “Al principio tenía muchos problemas

Servicio de Urgencia
Teléfono: 2210 1334



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