Vicente Hevia Catán:

Sabía que tenía que salir adelante y volver a caminar

06/11/2017
2 min lectura
Sabía que tenía que salir adelante y volver a caminar

Vicente aún no logra recordar con claridad cómo se veía su pie después del accidente que sufrió el 22 de mayo, ni tampoco el dolor que sintió en ese momento. “Iba desde la casa de un amigo a la mía, caminando por la calle Manquehue, cuando me tropecé en la rejilla de una alcantarilla, de distraído no más. Caí al suelo sobre el tobillo izquierdo y, al tocarlo, me di cuenta de que tenía una fractura expuesta, así que llamé a los compañeros con los que había estado recién y ellos me fueron a buscar en auto, me pusieron un torniquete y me llevaron a Clínica Alemana”, cuenta este joven de 21 años.

Ingresó por Urgencia a este centro de salud, donde tiene el Convenio de Accidentes. Al evaluarlo, se determinó que tenía una lesión en prácticamente 360 grados. El doctor Andreas Kullak, traumatólogo de Clínica Alemana, cuenta que “había una extensa herida transversal a la altura del tobillo, de la que emergían la tibia y el peroné completamente desprovistos de tejido en toda su circunferencia, el pie colgaba de los tendones, arterias y nervios. Se trataba de una luxofractura expuesta y se veía similar a una amputación”.

En una sola cirugía, se logró, entre otras cosas, estabilizar la lesión ósea, reinsertar todos los ligamentos y la cápsula articular, junto con reconstruir las poleas y suturar el extenso desgarro de músculos, tendones y piel.

Ante este escenario, se decidió operar de inmediato. En una sola cirugía, se logró, entre otras cosas, estabilizar la lesión ósea, reinsertar todos los ligamentos y la cápsula articular, junto con reconstruir las poleas y suturar el extenso desgarro de músculos, tendones y piel.

En el proceso de recuperación, este joven estudiante de agronomía, supo hacer de la perseverancia su mejor aliado: “Desde el primer día, sabía que tenía que salir adelante y volver a caminar como fuera”, asegura Vicente, que también soñaba con volver a practicar motocross y bicicleta, dos deportes que le apasionan.

Rápidamente de pie

Vicente comenzó, en el postoperatorio inmediato, con las 40 sesiones de kinesiterapia indicadas como parte de su proceso de rehabilitación. “Los kinesiólogos me ayudaron mucho, agradezco su compromiso y el de todos los profesionales que contribuyeron a mi recuperación”, afirma.

Asimismo, el apoyo de sus padres, que residen en Osorno, y el de su hermana, con quien vive en Santiago, fue fundamental para que pudiera cumplir con las etapas de la rehabilitación sin abandonar sus estudios. “Tuve que faltar un mes a clases, pero la universidad siempre me apoyó y mis compañeros me ayudaron mucho, venían a mi casa a estudiar conmigo y me acompañaban a dar las pruebas en silla de ruedas”, cuenta.

Si bien los meses que siguieron a la cirugía no fueron fáciles, a medida que pasaban las semanas este joven avanzaba a paso firme, superando las expectativas. Es así como, a los dos días, ya estaba desplazándose con un burrito, al cuarto se fue de alta, con bota y bastones. A los dos meses, trotaba en la calle sin tobillera y a los tres subió el cerro Manquehue a pie, y levantó la bandera al llegar a la cumbre.

“El doctor Kullak me incentivó para que pudiera retomar mis actividades deportivas cuando me sintiera seguro. A fines de agosto, ya fui capaz de andar nuevamente en moto, pero teniendo un cuidado especial. Además, desde hace un mes, que estoy yendo con regularidad al gimnasio, lo que me ayuda a fortalecer el tobillo. Hoy me siento totalmente normal; si no fuera por la cicatriz en mi pierna, no se notaría que todo esto pasó”, concluye.

 

 

 


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