Si bien el consumo de bebidas alcohólicas es algo socialmente aceptado, numerosas investigaciones dan cuenta que es un riesgo para la salud. Muchas personas pasan por periodos donde toman de forma excesiva alcohol, sin identificar que se ha vuelto una situación problemática.
No hay una fórmula exacta, pero sí varios signos que pueden indicar que se empieza a configurar un patrón de consumo. Una persona puede estar abusando del alcohol o desarrollando una dependencia si:
Aumenta la frecuencia o cantidad sin darse cuenta.
Le cuesta dejar de tomar, aunque lo haya intentado.
Empieza a organizar su vida en torno al consumo.
Ha tenido conflictos familiares, laborales o sociales asociados al alcohol.
Estos son algunos de los principales síntomas que pueden indicar que el consumo se estaría volviendo problemático. A menudo se presentan de forma gradual y pasan desapercibidos por quien los experimenta, pero pueden afectar profundamente su entorno y bienestar.
Beber de forma regular o abusiva puede tener impactos físicos y mentales reales. Entre los principales se encuentran:
Deprimir el sistema nervioso, incluso en pequeñas dosis.
Daños en el hígado, corazón y sistema digestivo.
Provocar alteraciones del ánimo, insomnio y deterioro cognitivo.
Aportar calorías vacías y favorecer el aumento de peso.
Manejar con alcohol, poniendo en peligro su vida y la de los demás.
Cambios en la homeostasis del circuito de recompensa.
Es importante que consideres que no es necesario que el consumo sea en una frecuencia y cantidad alta para que sea un riesgo.
Una forma práctica de evaluar tu situación es hacer un test de consumo problemático. Herramientas como el test AUDIT o CAGE pueden orientarte con preguntas como:
¿Tomas más de lo que deberías?
¿Has intentado controlar, reducir o dejar el alcohol?
¿Has sentido culpa después de beber?
¿Alguien te ha sugerido que reduzcas tu consumo?
¿Has tenido problemas por el abuso de esta sustancia?
Es importante que consideres que estas herramientas no reemplazan una evaluación profesional, pero ayudan a visibilizar patrones de mayor riesgo en el consumo de bebidas alcohólicas.
Buscar ayuda es el primer paso hacia el cambio. Las alternativas para tratar el consumo problemático de alcohol pueden incluir:
Evaluación médica y seguimiento profesional.
Psicoterapia individual o familiar.
Participación en grupos de apoyo.
Intervenciones en el entorno cercano.
Si has considerado tener una evaluación o iniciar un tratamiento, te orientamos en nuestro servicio de psicología por Telemedicina o en nuestro Programa de terapia grupal prevención de recaídas.