Agujas, clavos, monedas y más. Muchos son los objetos que, por ingesta voluntaria o involuntaria, se pueden alojar en el tubo digestivo (esófago o estómago) lo que constituye una consulta frecuente en las urgencias hospitalarias.
Usualmente los más expuestos son los niños quienes, en su proceso de aprendizaje, utilizan su boca como vía de exploración.
Existen algunas condiciones individuales que propician este tipo de accidentes: como algunos trastornos psiquiátricos, hogares donde se almacenan estos objetos y, también, por descuido. Asimismo, son frecuentes en personas con oficios de modista, carpintero o sastre, que tienen el mal hábito de poner en su boca diversos elementos como agujas, clavos o alfileres.
Si producto de la ingesta del cuerpo extraño existe un compromiso de la vía aérea, se enfrenta una urgencia con riesgo vital, en la que es necesario realizar maniobras destinadas a que el objeto salga del cuerpo, para que deje de obstruir la respiración. Los síntomas de ahogo y tos en los niños siempre deben ser atendidos por sus padres y cuidadores.
En cambio, cuando el cuerpo extraño se localiza en alguna parte del tubo digestivo, los síntomas que puede originar son dificultad para tragar y un intenso dolor, dado que estos objetos, ya sean orgánicos -como espinas, huesos, carozos, semillas o fibras vegetales- o inorgánicos -como piezas metálicas, de vidrio, de plástico o de goma- pueden generar ulceraciones.
El doctor Francisco Saitúa, cirujano infantil del Departamento de Cirugía Infantil de Clínica Alemana, explica que la mayor parte de los objetos deglutidos (entre el 80 y el 90%) transita por el tubo digestivo sin producir daño, por lo que sólo necesitan ser observados hasta su evacuación.
Sin embargo, entre el 10 y 20% restante requiere una extracción endoscópica de emergencia. Esto se debe a que si el cuerpo extraño permanece en el tubo digestivo producirá lesiones y secuelas. Afortunadamente, explica el cirujano, solo un 1% requerirá de cirugía.
Cada caso debe ser analizado. "Por ejemplo, si llega un adulto que se tragó una moneda que ya está en el estómago, por lo general, no es necesario extraerla por medio de una endoscopía, ya que la eliminará espontáneamente por vía anal dentro de la semana siguiente. En cambio, si se trata de un niño que tiene este mismo elemento atascado en el esófago el procedimiento debe llevarse a cabo", indica el cirujano infantil.
En la mayoría de las ocasiones, se pide una radiografía para ver de qué objeto se trata, su forma, y dónde se ubica para definir la necesidad de extracción. De ser así, se privilegia la técnica mínimamente invasiva de endoscopía digestiva.
Se ha observado un aumento de la ingesta accidental de pilas tipo botón e imanes, que se encuentran al interior de juguetes. La explicación, radicaría en su pequeño tamaño y fácil acceso.
El altísimo compuesto caustico de las pilas las convierte en un elemento altamente peligroso que, en no más de dos horas, produce severos daños y quemaduras gástricas. Si se localizan en el esófago, su tratamiento no permite dilaciones y deben ser retiradas con urgencia.
En el caso de los imanes, el mayor peligro ocurre cuando se ingieren dos o más por separado. Debido a la atracción entre ellos cuando existe un segmento intestinal interpuesto entre ellos -lo que puede ocasionar una potencial perforación intestinal-deben ser extraídos vía endoscópica o quirúrgica. Por eso, cuando un niño ingiere solo un imán, no es problema (solamente se les recomienda a los padres que el menor deje de usar botones o cinturones metálicos).
Algunas medidas que han demostrado eficiencia en menores y adultos:
Unidad de Cirugía Infantil Clínica Alemana.