
Inevitablemente pensar en cuarentena, quedarse en aislamiento o tomar distancia social, implica modificar la rutina. Así es como aparecen ciertas preocupaciones y la ambivalencia. Por una parte se asume que debemos mantenernos activos, conectados, alertas, funcionales, y por otra tremendamente limitado en el espacio.
Lo anterior, explica la psicóloga Francisca Yuri Blanch, psicóloga y directora PAE (Programa de Apoyo estudiantil, Facultad de Medicina Clínica Alemana – Universidad del Desarrollo) sumado a la incertidumbre, al estar hiperalerta a todo lo que ocurre, hace que adaptarnos a esta nueva situación sea todo un desafío. Ya que "aunque sepamos racionalmente que es temporal, la incertidumbre hace que se disparen las señales de alerta pudiendo configurarse desde un trastorno adaptativo hasta un estrés post traumático", indica la experta.
Junto al equipo PAE, las sicólogas Pamela Moncada y Francisca Yuri analizaron cuáles serían algunos factores estresores de la cuarentena que pidieran estar asociados a efectos sicológicos negativos.
“Una reciente publicación `The psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the evidenced´de la revista Inglesa The Lancet, menciona entre ellos:
Estos elementos, impactan de manera diferente a las personas. Algunos de los síntomas que se han descrito son: irritabilidad, nerviosismo y sensación de angustia e insomnio. Los que pueden evolucionar a crisis de angustia, de pánico, trastornos de ansiedad y en casos extremos, es posible encontrar trastornos por estrés postraumático, entre otros.
Entonces, ¿cuáles serían algunas estrategias para disminuir los posibles efectos psicológicos?