Uno de los hábitos más efectivos y simples que podemos reforzar para cuidar la salud y evitar el contagio de enfermedades es el lavarse bien las manos, por lo que enseñarles la forma correcta a nuestros hijos puede marcar la diferencia.
Conoce cómo es un buen lavado de manos, qué productos usar y cuándo es clave reforzar este tema en la rutina de los niños.
Puede eliminar los gérmenes obtenidos al jugar, comer o ir al baño, y si se realiza correctamente, reduce significativamente el riesgo de infecciones.
Se estima que lavarte las manos con frecuencia puede prevenir 1 de cada 3 casos de diarrea, y 1 de cada 5 infecciones respiratorias. Además, protege a los más vulnerables del entorno familiar, como bebés, adultos mayores o personas inmunosuprimidas.
Reconocer los momentos adecuados es fundamental para cortar la cadena de contagios, sobre todo antes de comer o manipular alimentos. Los momentos más importantes son después de:
Ir al baño.
Sonarse la nariz, toser o estornudar.
Tocar animales o mascotas.
Jugar al aire libre o estar en lugares públicos.
Llegar a casa desde el colegio o transporte público.
Entrar en contacto con una persona contagiada.
También es útil reforzarlo si tu hijo o hija ha estado en contacto con superficies comunes como pasamanos, juegos o ascensores.
Para lavar correctamente tus manos puedes seguir estos pasos:
Mojar las manos con agua tibia o fría.
Aplicar jabón en la palma y hacer espuma.
Frotar ambas manos, incluyendo el dorso de las manos, entre los dedos y debajo de las uñas.
Frotar durante al menos 20 segundos. Cantar una canción corta como el “Cumpleaños feliz” 2 veces puede ayudar.
Enjuagar bien con agua.
Secar las manos con una toalla limpia o papel desechable.
Elegir el producto adecuado es importante, ya que no todos los jabones son iguales.
Jabón tradicional: es suficiente y efectivo si se usa correctamente. Elimina la mayoría de los gérmenes de las manos.
Jabón antibacteriano: puede parecer más eficaz, pero en el hogar no ofrece mayores ventajas sobre el jabón tradicional.
Jabón espumoso o con aroma: puede motivar a los niños y convertir la rutina en algo más entretenido.
Para el lavado considera:
Evitar los jabones con colorantes o perfumes si tu hijo tiene piel sensible.
El agua no necesita estar caliente para un buen lavado.
Los desinfectantes de manos con alcohol son una alternativa práctica, pero no deben sustituir el lavado frecuente.
Si estás fuera de casa, puedes usar alcohol gel con al menos un 60% de alcohol. Es útil cuando la suciedad no es visible. Asegúrate de que los niños lo usen bajo supervisión y que no se lo lleven a los ojos, nariz o la boca. Cuando regresen, lo ideal es realizar un lavado de manos completo con agua y jabón.
El lavado frecuente puede resecar la piel, especialmente en climas fríos o si se usan productos muy agresivos. Para mantener el cuidado de las manos de los más pequeños, te recomendamos:
Usar jabones suaves, preferiblemente sin alcohol.
Aplicar crema hidratante liviana después del lavado si notas la piel seca.
Evitar el uso excesivo de alcohol gel si no es necesario.
Es importante que tengas presente que una piel sana también es una barrera natural contra infecciones.
Incorporar el lavado de manos en la rutina de los niños necesita de repetición y ejemplos. Algunas formas prácticas para motivar son:
Dar el ejemplo: los niños imitan lo que ven, lava tus manos frente a ellos.
Hacer un juego: usa canciones, cronómetros o cuentos breves durante el lavado.
Facilitar el acceso: coloca un banquito si no llegan al lavamanos y ten siempre una toalla limpia a mano.
Celebrar su esfuerzo: apoya positivamente cada vez que lo hagan bien.