Artículo realizado en colaboración con el equipo de Traumatología y ortopedia.
Si sufres un golpe o accidente, es fundamental saber distinguir entre una contusión, una dislocación, una lesión y una fractura. Estos términos se usan para describir diferentes tipos de daño físico, especialmente en casos de golpes, caídas o accidentes, y aunque suelen confundirse, cada uno tiene un significado y tratamiento distinto.
Mientras que una contusión leve puede manejarse en casa con reposo y hielo, una fractura o dislocación requiere atención médica inmediata. Identificarlas correctamente es clave para evitar complicaciones o secuelas. Conoce qué significa cada una, cómo reconocerlas y qué hacer en cada caso.
Se usa generalmente para cualquier daño en el cuerpo: desde un simple golpe hasta un diagnóstico más grave. Las contusiones, dislocaciones y fracturas son tipos específicos de lesión.
Una contusión es un golpe que afecta los tejidos blandos incluyendo la piel, músculos y/o vasos sanguíneos, sin romper el hueso. Sus características principales son dolor localizado, hinchazón, moretón (hematoma) y sensibilidad al tacto. No hay deformidad de la extremidad, y suele mejorar en pocos días.
En las contusiones el dolor es en general moderado y, aunque molesta, permite mover la extremidad afectada.
Una dislocación ocurre cuando el extremo de un hueso se sale de su articulación, como puede suceder en el hombro o el dedo. En estos casos, el dolor es muy intenso, la articulación no puede moverse y su forma habitual se ve alterada.
En cambio, una fractura es la ruptura de un hueso, total o parcial, en cualquiera de sus segmentos. El dolor también es agudo y punzante, incluso con el más mínimo movimiento o presión, y usar la extremidad lesionada resulta imposible.
Si reconoces alguna de las características que acabamos de describir, debes:
Inmovilizar la zona afectada con lo que tengas a mano (pañuelo, tabla, bufanda) y no intentes acomodar el hueso si no tienes conocimiento médico.
Aplicar hielo envuelto en un paño para reducir la inflamación.
Elevar la extremidad si es posible, para disminuir la hinchazón.
Acudir de inmediato a un centro médico para recibir atención profesional.
Dolor muy intenso que no cede.
Deformidad visible o acortamiento del miembro.
Imposibilidad de mover o apoyar la extremidad.
Hinchazón rápida y aparición de un hematoma extenso.
Sensación o sonido de crujido al momento del golpe.
Ten en cuenta que estos signos orientan, pero no confirman el diagnóstico. Solo una radiografía puede determinar con certeza si existe una fractura.
Como mencionamos antes, la radiografía es el examen principal para confirmar una fractura o dislocación. Es un procedimiento rápido y muy útil, ya que permite ver con claridad si un hueso está roto o si una articulación se ha salido de su lugar. En la mayoría de los casos, una radiografía simple en 2 proyecciones (de frente y de perfil) es suficiente para orientar el diagnóstico.
En ocasiones, puede ser necesario realizar una tomografía computada (TAC), la cual entrega una imagen mucho más detallada y se utiliza cuando:
Existe sospecha de fractura, pero la radiografía no lo muestra con claridad.
Se trata de una fractura compleja que podría requerir cirugía, ayudando a planificar el tratamiento con precisión.
¡Importante! Ante un golpe, dolor intenso o dificultad para mover una articulación, no lo ignores ni te automediques. Algunas lesiones que parecen leves pueden ser graves y, si no se tratan a tiempo, dejar secuelas permanentes. Te recomendamos reservar una hora con uno de nuestro traumatólogos para recibir una evaluación completa.