Cirugía plástica para reconstruir la oreja parcial o totalmente

04/08/2013
2 min lectura
Cirugía plástica para reconstruir la oreja parcial o totalmente

De acuerdo a datos publicados en la Revista Chilena de Cirugía, en diciembre de 2012, a nivel mundial, la prevalencia de las malformaciones auriculares, como microtia y anotia, varían entre 0,8 y 2,4 por 10.000 nacimientos, con mayor prevalencia en hispánicos y asiáticos.

En los últimos años, se han desarrollado cirugías reconstructivas capaces de corregir esta anomalía. La doctora Andrea Hasbún, cirujano plástico de Clínica Alemana, explica que estas intervenciones deben realizarse después de los ocho años de edad, porque es cuando la oreja deja de crecer y alcanza su tamaño definitivo.

Una alternativa quirúrgica es la utilización de prótesis elaboradas con materiales biocompatibles, y la otra consiste en reconstruir la oreja con tejido del propio paciente (autólogo). En este último caso, se saca un segmento de cartílago de sus costillas, el que es tallado imitando la forma y posición de la oreja contralateral. Luego se pone el injerto, lo que requiere como mínimo dos intervenciones; en la primera se realiza el implante y en la segunda se efectúa la separación de la nueva oreja del cráneo.

“En los niños, los resultados son bastante buenos. Si bien no se logra una oreja exactamente igual a la normal, se obtiene una bastante semejante en forma, posición y proyección, lo que otorga una visión simétrica de la cara del paciente. Además, entre muchas otras cosas, esto le permitirá, por ejemplo, usar cómodamente anteojos en el futuro”, concluye la especialista.

En algunas ocasiones, la microtia o anotia se asocia a alteraciones funcionales relacionadas con déficit de audición. En estos casos es fundamental que el tratamiento contemple el manejo integral por parte de otorrinolaringólogos y cirujanos plásticos.
Documento sin título

¿Por qué se producen estas malformaciones?
No se sabe con exactitud la causa de la microtia, pero se ha visto que es multifactorial. Se ha planteado la existencia de una alteración en el flujo vascular durante el desarrollo embrionario del oído, lo que ocurre entre la quinta y sexta semana de gestación. También existen microtias asociadas a otros defectos genéticos, como paladar hendido, malformaciones renales o cardiacas, síndrome de Treacher Collins o de Goldenhar, y secuencia de Piere Robin.

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Se estima que uno de cada 33 niños nace con anomalías congénitas o defectos de nacimiento. Muchas de ellas son mortales, otras producen discapacidad y hay algunas que si bien tienen un impacto solo estético, pueden traer graves consecuencias en el desarrollo psicosocial de un niño, ya que afectan su autoestima y la capacidad de integrarse con sus pares.

Esto es precisamente lo que viven muchos pequeños con microtia, término que en latín significa 'pequeña oreja' y que consiste en una malformación congénita que afecta el tamaño o la forma del oído externo. En algunos casos, incluso, existe una ausencia completa de la estructura del pabellón auricular (anotia).

De acuerdo a datos publicados en la Revista Chilena de Cirugía, en diciembre de 2012, a nivel mundial, la prevalencia de las malformaciones auriculares, como microtia y anotia, varían entre 0,8 y 2,4 por 10.000 nacimientos, con mayor prevalencia en hispánicos y asiáticos.

En los últimos años, se han desarrollado cirugías reconstructivas capaces de corregir esta anomalía. La doctora Andrea Hasbún, cirujano plástico de Clínica Alemana, explica que estas intervenciones deben realizarse después de los ocho años de edad, porque es cuando la oreja deja de crecer y alcanza su tamaño definitivo.

Una alternativa quirúrgica es la utilización de prótesis elaboradas con materiales biocompatibles, y la otra consiste en reconstruir la oreja con tejido del propio paciente (autólogo). En este último caso, se saca un segmento de cartílago de sus costillas, el que es tallado imitando la forma y posición de la oreja contralateral. Luego se pone el injerto, lo que requiere como mínimo dos intervenciones; en la primera se realiza el implante y en la segunda se efectúa la separación de la nueva oreja del cráneo.

“En los niños, los resultados son bastante buenos. Si bien no se logra una oreja exactamente igual a la normal, se obtiene una bastante semejante en forma, posición y proyección, lo que otorga una visión simétrica de la cara del paciente. Además, entre muchas otras cosas, esto le permitirá, por ejemplo, usar cómodamente anteojos en el futuro”, concluye la especialista.

En algunas ocasiones, la microtia o anotia se asocia a alteraciones funcionales relacionadas con déficit de audición. En estos casos es fundamental que el tratamiento contemple el manejo integral por parte de otorrinolaringólogos y cirujanos plásticos.
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¿Por qué se producen estas malformaciones?
No se sabe con exactitud la causa de la microtia, pero se ha visto que es multifactorial. Se ha planteado la existencia de una alteración en el flujo vascular durante el desarrollo embrionario del oído, lo que ocurre entre la quinta y sexta semana de gestación. También existen microtias asociadas a otros defectos genéticos, como paladar hendido, malformaciones renales o cardiacas, síndrome de Treacher Collins o de Goldenhar, y secuencia de Piere Robin.


Esta información es meramente informativa y no sustituye la opinión de un profesional de salud. Ante cualquier síntoma o molestia, te recomendamos consultar con tu médico. Además, ten en cuenta que, debido a la naturaleza cambiante de los temas tratados en este artículo, algunos conceptos pueden sufrir modificaciones desde la fecha original de la publicación.
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