La deshidratación es una urgencia pediátrica frecuente y puede avanzar rápidamente en niños y lactantes. Reconocer sus signos, saber cómo prevenirla y actuar a tiempo es clave para proteger la salud infantil, sobre todo durante el verano o ante cuadros de diarrea, fiebre o vómitos.
En este artículo te entregamos consejos prácticos, señales de alerta y más.
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más líquidos y sales minerales de los que recibe, dificultando el buen funcionamiento de órganos y sistemas.
En niños, puede aparecer rápidamente debido a su menor reserva de agua corporal y mayor pérdida en cuadros comunes como diarrea, que es la causa más común, gastroenteritis, fiebre o calor extremo. Esto puede afectar su energía, crecimiento y, en casos graves, poner en riesgo su vida.
Detectarlos de forma temprana es fundamental para actuar a tiempo y evitar complicaciones. Es importante tener presente que los síntomas varían según la edad y el grado de deshidratación:
Llanto sin lágrimas.
Boca y lengua muy secas.
Fontanela anterior (parte blanda de la cabeza) hundida.
Pocos pañales mojados.
Letargo o irritabilidad.
Sed intensa y constante.
Boca seca y pérdida de apetito.
Ojos hundidos y pocas lágrimas al llorar.
Disminución de la orina.
Sed excesiva y cansancio.
Dolor de cabeza, mareos.
Orina concentrada y en menor cantidad.
Sequedad de labios y piel sin elasticidad.
Puedes hacerlo con hábitos simples y efectivos, entre ellos:
Mantener la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses cuando existe un cuadro de diarrea, esto previene el riesgo de que se prolonguen.
Ofrecer agua potable frecuentemente a niños mayores, sobre todo en días calurosos.
Ofrecer agua cada 20 minutos cuando se está practicando actividad física.
Incorporar alimentos que tengan un alto contenido de agua como el melón, la sandía, el pepino o la naranja.
Evitar exposición solar directa y usar ropa liviana en verano.
Promover el lavado de manos y el consumo de agua segura para prevenir infecciones.
Cumplir con el calendario de vacunación (por ejemplo, la vacuna contra el rotavirus).
No interrumpir la alimentación habitual si tu hijo está enfermo.
Tener siempre a mano soluciones de rehidratación oral (SRO) para episodios de diarrea o vómitos. No es recomendable dar bebidas o jugos altos en azúcares, ya que estos pueden empeorar el nivel de deshidratación.
¿Tienes dudas sobre cómo hidratar correctamente a tus hijos? Es normal que, en el día a día, surjan preguntas sobre su salud y cómo prevenir problemas como la deshidratación, especialmente cuando son pequeños y no siempre expresan lo que sienten.
En esos momentos, contar con un médico de cabecera que conozca tu familia y su historia de salud puede darte mucha tranquilidad. Por eso, en Clínica Alemana te acompañamos con Alemana Integral, un modelo de atención pensado para estar presentes en cada etapa, desde la prevención hasta la recuperación.
El cuidado se realiza a través de un equipo de cabecera que coordina médicos familiares, pediatras y enfermeras, y que trabaja de manera cercana con profesionales de nutrición y salud mental. Así, cada consulta y cada recomendación se ajusta mejor a las necesidades.
De esta forma, tienes un respaldo continuo y cercano que ayuda a prevenir y manejar situaciones como la deshidratación y otros temas de salud infantil, con una mirada integral y acompañamiento permanente. Conoce más sobre los beneficios de este tipo de atención.