Artículo realizado en colaboración con el equipo de Unidad de Uroginecología y cirugía reconstructiva de piso pélvico.
Durante el embarazo y el parto, el piso pélvico puede verse afectado. Ya sea por el embarazo propiamente tal, los cambios hormonales y por el estiramiento o lesiones que ocurren tanto en un parto vaginal como en una cesárea, ya que también implica cambios y debilitamiento del piso pélvico y la faja abdominal.
Se estima que alrededor del 46% de las mujeres presenta alguna disfunción del piso pélvico después de dar a luz. Aunque muchas molestias son transitorias, otras pueden persistir si no se tratan, afectando la calidad de vida.
En este artículo te explicamos más sobre este tema y cómo abordarlo.
Entre los más habituales se encuentran:
Incontinencia urinaria: escapes involuntarios de orina al toser, reír, correr o saltar.
Incontinencia fecal o de gases: dificultad para controlar la evacuación.
Prolapso de órganos pélvicos: sensación de “peso” o “bulto” en la vagina.
Dolor o dispareunia: molestias durante las relaciones sexuales.
Dolor pélvico crónico o sensación de tirantez en la zona.
Debilidad abdominal y diástasis de rectos: separación de los músculos abdominales que puede generar inestabilidad o dolor lumbar.
Es importante saber que, aunque estas alteraciones son frecuentes tras el parto, no deben considerarse normales y cuentan con tratamientos efectivos.
La kinesiología de piso pélvico puede comenzar en la mayoría de los casos, a partir de las 6 semanas después del parto (un mes y medio), siempre con indicación médica. Si tienes síntomas como dolor intenso, prolapsos evidentes o incontinencia marcada, se puede evaluar iniciar antes.
Recuperar fuerza, tono y coordinación muscular del piso pélvico.
Mejorar el control urinario y/o fecal.
Disminuir dolor y molestias durante las relaciones sexuales.
Favorecer la correcta postura y activación abdominal.
Prevenir complicaciones a largo plazo como prolapsos severos.
Retorno más rápido y seguro a la actividad física.
Mayor comodidad y confianza en la vida sexual.
Reducción del riesgo de incontinencia y prolapsos a futuro.
Bienestar físico y emocional en la etapa de crianza.
Evaluación individual: incluye historia clínica, exploración del piso pélvico, análisis de postura y abdomen.
Plan de ejercicios personalizados: enfocados en el fortalecimiento, control respiratorio y coordinación con abdomen profundo.
Biofeedback: tecnología que permite visualizar y corregir la contracción muscular.
Técnicas manuales: para relajar cicatrices, liberar tensión y mejorar la circulación.
Educación y autocuidado: estrategias para el día a día como posturas, hábitos de evacuación y actividades seguras.
Ten en cuenta que, la kinesiología pélvica no es dolorosa. El trabajo es progresivo y adaptado a tu comodidad. Además, puedes hacer ejercicio normal durante la rehabilitación, pero con ajustes según tu evaluación. Eso sí, se deben evitar ejercicios de alto impacto o cargas pesadas sin control previo.
¡Recuerda! Si presentas síntomas o quieres iniciar tu recuperación, puedes reservar una hora en nuestra Unidad de Uroginecología y Cirugía Reconstructiva de Piso Pélvico, donde contamos con especialistas que pueden acompañarte en cada etapa.