Artículo realizado en colaboración con el equipo de Traumatología y ortopedia.
Para muchos, la ciudad es solo cemento, escaleras y edificios. Para quienes practican parkour, en cambio, cada rincón se convierte en una oportunidad de juego, adrenalina y expresión. Esta disciplina desafía al cuerpo a superar obstáculos urbanos o naturales mediante saltos, escaladas y desplazamientos fluidos. Es una combinación de agilidad, fuerza, coordinación y mucha valentía, al mismo tiempo que requiere una gran conciencia corporal y técnica.
Para conocer mejor esta práctica y comprender su impacto en la salud, conversamos con el equipo de traumatología de Clínica Alemana, quienes nos compartieron su visión sobre este deporte.
El parkour combina diferentes movimientos como saltos de precisión, aterrizajes controlados, balanceos, trepadas y caídas desde altura. Por lo que, exige una alta capacidad de reacción, fuerza tanto en el tren inferior como en el superior, coordinación motora fina y gruesa, y una movilidad articular óptima.
Bien practicado, el parkour puede:
Fortalecer el sistema musculoesquelético.
Mejorar el equilibrio, la coordinación y la propiocepción.
En los jóvenes, favorece el desarrollo de la masa ósea, la salud articular y una relación más sana y activa con el cuerpo.
Como todo deporte extremo, el parkour conlleva un alto riesgo de lesiones. Las zonas del cuerpo que suelen verse más comprometidas son los tobillos, las rodillas, las muñecas y los hombros, ya que estas articulaciones reciben gran parte del impacto durante los saltos, aterrizajes y caídas.
Entre las lesiones más habituales se encuentran:
Contusiones.
Lesiones en muñeca por caídas mal controladas.
Tendinopatías.
Y, en casos más graves, fracturas o luxaciones, especialmente en extremidades superiores e inferiores.
Por lo que, ¡es importante estar atentos a los signos de alarma! Las señales del cuerpo no deben ignorarse después de practicar esta disciplina, ya que pueden indicar problemas que requieren una evaluación médica. Entre ellas se encuentran:
Dolor que no mejora con reposo.
Inflamación o hematomas extensos.
Dificultad para mover una articulación.
Inestabilidad o sensación de que una articulación “falla”.
Bloqueo o pérdida de movilidad en alguna zona.
Si presentas cualquiera de estos síntomas, lo más recomendable es consultar a un especialista para descartar lesiones mayores y recibir el tratamiento adecuado.
Lo primero es realizar una evaluación médica general para descartar posibles condiciones musculoesqueléticas previas y que puedan aumentar el riesgo de lesiones. También es recomendable comenzar la práctica bajo supervisión adecuada, usar calzado adecuado y avanzar de forma progresiva, tanto en dificultad de los movimientos como en el nivel de impacto.
Por otro lado, la preparación física y técnica previa es fundamental. Ya que ayuda a reducir el riesgo de lesiones y permite ejecutar los movimientos con mayor seguridad. En cuanto a la técnica, es clave dominarla desde el inicio, ya que muchos accidentes ocurren por este tipo de errores más que por la complejidad del movimiento.
El fortalecimiento protege las articulaciones y mejora la capacidad de absorción de impacto, mientras que la movilidad permite una mayor amplitud de movimiento y reduce el riesgo de desgarros o esguinces. Ambos deben ser parte integral del entrenamiento de parkour.
Como hemos visto, el parkour es una disciplina fascinante que entrega grandes beneficios físicos y mentales, pero que debe practicarse con responsabilidad. Escuchar al cuerpo, respetar las etapas, cuidar las articulaciones y aprender bien la técnica son claves para progresar de manera segura.
Lo más importante es avanzar sin lesiones, disfrutando cada salto, giro y movimiento que convierte lo cotidiano en una verdadera aventura.